Me parece que tenían razón, y lo pude confirmar cuando
pasamos unos días, aquello parecía un laberinto interminable y lo peor de todo,
parecía que Avalon se debilitaba.
-Necesito ir al Manantial de la Luna, me proporciona
poder-dijo Avalon pillándome por sorpresa, me cogió de la mano y como si le
fuera la vida en ello corrió por el bosque hasta llegar al corazón del mismo,
era un lugar oscuro, iluminado únicamente por un manantial, en cuanto lo ví,
supe inmediatamente que era el manantial de la luna, pues estaba iluminado
claramente por la misma, la luna llena, en aquel mismo instante, la presencia
que había sentido al entrar en aquel bosque se hizo más intensa, más nítida,
noté como las ramas caídas de los árboles crujían bajo los pies de una persona
o una animal que caminaba, que nos seguía desde el principio de aquel viaje,
aquello no me tranquilizaba, es más me hacía sentirme indefensa en aquel inmenso
muro de árboles que se alzaba sobre nuestras cabezas.
-Cometiste un error-dijo una voz desde mi espalda-.
-¿Quién anda ahí?-pregunté en posición defensiva-.
-Hombres lobo-dijo Avalon sin dejarme responder ni a mí
ni a él o a ellos, puesto que no sabía si era uno o varios-.
Un hombre lobo saltó desde una rama-¿Sabes que es lo que
más detestamos los hombres lobo?-dijo acercándose sigilosamente-.
No respondí.
-¿No respondes?, lo haré yo por ti, que un vampiro se
meta en nuestro territorio-.
-Muchos hombres lobo saltaron de los árboles acorralándonos,
ahogando nuestras esperanzas de salir de aquel bosque. Hicieron lo que más
temía, atacarnos, cerré los ojos afrontando mi destino, pero notando que no me
hacían nada los abrí, para mi sorpresa los hombres lobo no estaban.
-¿Qué ha pasado?-pregunte dirigiéndome a Avalon-.
No lo sé…-dijo con la misma intriga que yo y rascándose
la barbilla con posición pensativa. Bebió del manantial y parecía que sus
fuerzas volvían a brotar, volvían a la vida, miré e agua del manantial y me
encontré lo que nunca me había esperado: los hombres lobo estaban reflejados en
él, pero no desde fuera, estaban dentro de él, de alguna manera aquel manantial
nos había protegido…
Continuamos caminando, días y noches, noches y días, con
la esperanza de algún día encontrar la salida de aquel laberinto, y gracias a
nuestras esperanzas o solo por pura suerte, la encontramos.
-¡Mira ahí está la salida!-dije entusiasmada con la idea
de salir de aquel interminable laberinto de ramas y hojas-.
-Cierto…-dijo Avalon manteniendo la calma-.
-No me puedo creer-dije con un hilillo de voz que se
llevó el viento-.
-Algún día tenía que ser-dijo Avalon con tono burlón-.
Nos acercamos a la luz, la luz de la esperanza, la luz
que indicaba el final de aquel viaje. Allí me encontré lo que menos me esperaba…